El mito de Amalivaca en pleno centro de Caracas El mito de Amalivaca en pleno centro de Caracas

Por José Pulido (@josepulido2015)

En un pasillo del Centro Simón Bolívar¸ en el Terminal Urbano Río Tuy,  Amalivaca y su hermano Vochy recrean el mito caribe de la creación del mundo. Es un mural del artista plástico, dramaturgo, poeta, y periodista César Rengifo. Y hay que mirarlo con atención, detallarlo con minuciosidad de detective, pues desde tiempos muy antiguos se cuenta que cuando se produjo el diluvio universal y estaban los tamanacos a punto de morir “vieron de pronto una extraña canoa que avanzaba por encima del oleaje, manejada por un hombre alto y fuerte, de agudos ojos brillantes como la luz. Era Amalivaca, padre de las gentes que nacerían después, el cual traía con él en la canoa a su hermano Vochy y a sus dos hijas”, según refiere Arístides Rojas en su libro Leyendas históricas de Venezuela (1890).

Alejandro de Humboldt también escribe sobre Amalivaca en su libro Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Mundo (1799). La historia se refiere a los petroglifos: “Los pueblos de raza tamanaca tienen una mitología local relacionada con unas piedras pintadas, donde Amalivaca, el padre de los tamanacos, es decir, el creador del género humano, llegó en un barco al momento de la gran inundación que llaman la edad del agua, cuando las oleadas del océano se estrellaban, en el interior de las tierras, contra las montañas de La Encaramada. Todos los hombres o por decir mejor, todos los Tamanacos se ahogaron, con la excepción de un hombre y de una mujer quienes se salvaron sobre las montañas cerca de las orillas de Asiveru… Amalivaca viajando en un barco, grabó las figuras de la luna y del sol sobre la Roca Pintada (Tepeumereme) de La Encaramada”.

Mientras que Rengifo narra en su obra cómo los hermanos Amalivaca y Vochy, encauzaron las aguas desbordadas del Orinoco y enseñaron la caza, la pesca y la alfarería a los tamanacos.Después de conocer el mito caribe de la creación, lo que más asombra es la dedicación que tuvo el artista para investigar sobre este mito que se encontraba olvidado debajo del polvo de los días y entre los libros antiguos en las bibliotecas también antiguas y poco conocidas.

Y cuando se investiga sobre este artista uno se da cuenta que a través de sus obras pictóricas y sus obras teatrales su pasión constante es recordarnos quiénes somos y de dónde venimos.

Rengifo estudió en la Escuela de Bellas Artes, en 1930, y aunque se inició como artista plástico inmediatamente se interesó en el teatro y escribió más de cuarenta piezas que narran la historia social y política de nuestra nación. Además, desde muy joven participó activamente en la vida política de la nación, en aquella época cuando se pagaba con cárcel la distribución de panfletos anti-dictadura.