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Iniciar, desarrollar y hacer crecer un negocio es gratificante; más aún, si tú mismo participaste en todo el proceso. Tal vez, hubieras deseado estar acompañado en este recorrido para tener con quien festejar tus logros o compartir los aprendizajes. Por otro lado, quizá has intentando hacer “pareja” con alguien en tu proyecto, pero no has encontrado al compañero ideal.

Las situaciones anteriores son más comunes de lo que crees dentro del entorno empresarial actual, convirtiendo a muchos nuevos empresarios en emprendedores foreveralone.

Si lo anterior te ha sucedido, no te preocupes. A continuación, te compartimos algunos puntos a considerar para que encuentres al socio ideal de tu empresa:

Busca confianza. Identifícalo dentro de tu círculo social, puede ser un familiar, amigo o compañero de trabajo. Tenerlo en un entorno cercano te permitirá conocer de primera mano su forma de actuar y pensar; si no lo conoces, puedes preguntar a otros sobre él. De ésta forma, tendrás una idea clara de quién es y sus valores como persona.

Date tiempo de conocerlo. Una vez identificado, destina tiempo para conocerlo. Realiza todas las preguntas necesarias para estar seguro que es la persona adecuada. No hay que tener miedo a preguntar ya que este proceso te podría ayudar a acortar el tiempo de conocer a una persona. Recuerda, la convivencia ayuda a construir y mantener confianza.

Compromiso. Cerciórate que comparta la visión y misión de tu empresa; sobre todo, que crea en el potencial de ésta. Más importante aún, que sea consciente que los resultados del esfuerzo se podrán ver reflejados en el mediano o largo plazo.

No todo es cuestión de dinero. Asociado al punto anterior, es necesario tener en mente que el dinero debe ser el último motivo para acompañarte en la aventura de emprender. Recuerda que al arrancar un negocio el foco está en sentar las bases del crecimiento y sostenibilidad de éste, por lo que quizá el dinero no llegue tan pronto como se espera. El dinero será la consecuencia lógica de todo el esfuerzo invertido.

Busca alguien que sepa más que tú. Andrew Carnegie (1835-1919), empresario estadounidense, mencionó de manera recurrente, que rodearse de personas expertas en temas específicos es parte fundamental para el éxito. Lo importante es que tu socio cuente con habilidades y conocimientos superiores en un área diferente a la tuya; esto te mantendrá en constante aprendizaje y con una actitud de humildad. Además, podrás enfocarte en lo que realmente sabes hacer.

Problemas a la vista. Seguro se presentarán dificultades en la vida del negocio,  paradójicamente “el problema no es el problema”, sino la forma de abordarlos y resolverlos. Este punto es de suma importancia, conocer cómo soluciona los obstáculos en su vida te ayudará a saber de qué está hecho y cómo reacciona ante la adversidad.

 ¿Qué lo impulsa en la vida? Identifica qué lo mueve y pregúntale si el proyecto le dará lo que busca.

¿Estás dispuesto a escuchar y cambiar? Recuerda que incorporar un socio implica la posibilidad de cuestionar el modelo de negocio y el rumbo de la empresa; asimismo, otros aspectos de la operación. Tener una mente abierta puede salvarte del fracaso al no encerrarte en una sola idea. Así que pregúntate si te sentirías cómodo con nuevas aportaciones.

Cuentas claras, amistades largas. Es importante establecer desde un inicio la participación en la toma de decisiones, asignación de responsabilidades, distribución de ganancias y otros aspectos que consideres necesarios para llevar la relación de forma transparente con acuerdos mutuos. Hacer este ejercicio al arrancar la sociedad te permitirá trabajar sin sorpresas, dejando en claro el rol de ambos dentro del emprendimiento.

Así es que ya sabes, un socio te puede ayudar a crecer tu empresa y llevarla al siguiente nivel. Tómate tu tiempo para elegir al mejor y confía que con su participación tu empresa puede ser mejor de lo que ya es.

FUENTE: DINEROENIMAGEN.COM