Por José Suárez Núñez

Un estudio académico realizado por Eduard P. Lazear, en 2002, titulado “Emprendedores” (“Entrepreneurship”) los describe como individuos polifacéticos quienes, aunque no son necesariamente expertos en temas específicos, tienen suficientes habilidades en una gran variedad de áreas para combinar los ingredientes de un negocio exitoso.

 

Como resultado de estas circunstancias, el emprendedor tiene la tendencia a ser un “generalista”, no un “especialista”. Lazear advierte que quienes se convertirán en emprendedores desempeñarán más papeles en sus vidas profesionales que los futuros especialistas, aclara que esto no significa trabajar en varias empresas, sino desempeñar varios roles en la misma organización.

 

Esas dualidades también se registran en otros campos. En el béisbol hay peloteros que identifican como “utility”, porque pueden jugar en el infield y también en los jardines. En política y negocios también los hay y los bautizan como “untroublemaker” (solucionador de problemas) o apaga fuegos.

 

El libro de Roberto Vainrub “Convertir sueños en realidades” explica que el estudio se tomó en base a la encuesta a estudiantes y ex –alumnos de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford y la conclusión fue clara: quienes se convertirán en promotores de empresas nuevas o liderarán nuevos proyectos en organizaciones establecidas, son más generalistas que especialistas.

 

Vainrub, profesor del IESA, quien simultáneamente es un exitoso empresario, indaga cuales son los factores del éxito de un negocio, donde no se aparecen mesías. Aunque hay muchos factores que convergen hay que tener en consideración tres aspectos: La oportunidad; los recursos para llevar a cabo el proyecto y el empresario que promueve y transforma en realidad la oportunidad. En resumen: Idea, recursos y empresario que se consolidan en un plan informal, o estructurado, que da cuerpo a la iniciativa.

 

Explica que cuando un financista experimentado estudia una propuesta de negocios, le otorga generalmente mayor peso al emprendedor. La razón es que el mundo de hoy es dinámico, las ideas cambian, las oportunidades desaparecen y los recursos pueden ser volátiles, mientras que los buenos empresarios se adaptan a los cambios, modifican sus ideas y buscan nuevas oportunidades o nuevos recursos.

 

Sentencia que es más difícil cambiar al individuo, que a las ideas o los recursos. Por ello, el emprendedor es el actor más importante de la tríada, sin olvidar que debe apoyarse en una sólida base de recursos y oportunidades y guiarse por un plan coherente.

 

Vainrub así describe el perfil del emprendedor: atrevido, soñador, trabajador, líder, vendedor de ideas, detallista, independiente, testarudo, orientado a obtener resultados, activo, decisivo, curioso, conocedor de sus limitaciones, generoso y capacitado para adaptarse al cambio.

 

Ser “líder” es uno de los primeros atributos deseables en un emprendedor. Si es tan importante ¿se puede aprender a ser líder? Existen muchos libros sobre el tema, unos académicos y otros más pragmáticos basados en experiencias personales, lo que definen los estadounidenses como “leadership”.

 

El profesor del IESA analiza el tema del liderazgo desde el ángulo académico. Utilizando los estudios de Tucker, McCarthy y Benton, publicados en el 2002, indica las diferencias fundamentales de la gerencia tradicional y el liderazgo.

 

Define que el gerente ocupa posiciones formales de autoridad, en la jerarquía de una organización y es responsable de planificar, organizar, evaluar y controlar las actividades de los individuos a quienes supervisa.

 

En otra parte, el líder puede ocupar posiciones gerenciales en base a sus propios atributos y estimula a otros para alcanzar alguna meta. El líder tiende a enfocarse en sus propias visiones sobre la organización y se esfuerza en convertir esas visiones en realidades.