E-books II: De la imprenta a la red E-books II: De la imprenta a la red

Por Michelle Roche Rodríguez (@michiroche)

El desarrollo de las tabletas de lectura es uno de los cambios más interesantes en los últimos 10 años. En la remota década de los años setenta, pensar en leer libros en bytes era imposible. Para empezar, no existía Internet y la actividad informática se limitaba a procesar datos y, a lo sumo, transmitirlos entre computadoras vecinas. Pero Michael Hart, de la Universidad de Illinois, se empeñó en digitalizar libros para ofrecerlos a los estudiantes. Al principio, los pasaba él mismo, letra por letra. Luego construyó una organización dedicada al asunto y logró realizar versiones informáticas de varios tomos de la biblioteca de su casa de estudios. Así nació el Proyecto Gutenberg (gutenberg.org), el portal de investigación más completo del mundo, que ofrece gratis más de 27.000 libros electrónicos.

Unos 20 años después, cuando la superautopista de la información era sólo carretera, apareció el portal BiblioBytes.com, que también ofrecía la opción de bajar tomos enteros por Internet. Harper Collins y Microsoft se unieron luego a los proveedores anglosajones de estos productos. El primer sitio web en brindar este servicio para libros en castellano fue Todoebook.com.

En 2006, la compañía japonesa Sony lanzó el primer dispositivo especial para almacenar y leer libros electrónicos, el Sony Reader. Amazon.com, el portal más grande para vender tomos impresos en línea, no quiso perderse el negocio en bytes y sacó el Kindle.

El poder comercial de los libros digitales queda confirmado con su popularización en castellano. Un pionero es el proyecto Palabras Mayores, impulsado por la agencia literaria de Carmen Balcells, publicará en formato electrónico, en una edición especial para e-books, obras de importantes autores hispanoamericanos como Camilo José Cela, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar, entre otros. Cada libro electrónico para hacer bibliotecas en los e-books personales costará 6,3 dólares.

Pero fue en 2013 cuando el e-book comenzó con fuerza a escribir con puño firme su historia en castellano, cuando por primera vez en casi tres décadas de existencia, los organizadores de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara destinaron 154 metros cuadrados de los más de 34.000 que ocupa el festila literario a lo que llamaron Área del Libro Electrónico, donde se reunieron una veintena de empresas del ramo para ofrecer sus servicios y discutir asuntos centrales de este mercado.

Alrededor de 16% de los títulos ofertados en la FIL también estaban en formato digital. El pabellón permitió identificar las principales tendencias de los libros electrónicos en los países hispanohablantes, entre las cuales están la descarga de contenidos en lectores digitales, que coloca miles de publicaciones en las pantallas de un iPad, Kindle, Nook o tabletas similares y la promoción de portales para la lectura de interfaces multimedia, que vinculan contenidos de tipos diversos, como la escritura, la música y el video.

El más desarrollado hasta la fecha es la descarga de contenidos editoriales. Y, en esto, México va a la vanguardia. Un ejemplo interesante es el de BajaLibros.com –tiene un capítulo para Venezuela– que consiguió en 3 años pasar de 3.000 libros en su catálogo a 600.000 títulos.

Coincidiendo con el primer aniversario del lanzamiento de sus e-books, la cadena Librerías Gandhi presentó sus lectores digitales EnosDigit y Enos Lux Digital. El Fondo de Cultura Económica de México comenzó en 2011 el programa digital que reforzó este año y de 5.000 títulos del catálogo que tienen en circulación ofrece 650 en formato digital. En su página web también vende libros en formato electrónico de otras editoriales, como Fabber and Fabber, El Rincón del Norte y Equipo Sirius, entre otras.

En paralelo a la descarga de palabras, avanza la tendencia a hacer de la lectura una experiencia multimedia, en la cual el libro puede ofrecer audio y búsquedas de palabras con solo anotar una o dos entradas. El portal digital colombiano Libro Total es un ejemplo interesante. La biblioteca digital que ofrece más de 40.000 publicaciones gratis está montada sobre un formato de descarga continua con un entramado de relaciones entre contenidos y está llena de servicios, como por ejemplo el de diccionarios que no solo ofrece el de la RAE, sino otros 100 diferentes. Así, cuando un lector lee una obra que data del año 1600 y necesita conocer el significado que entonces se le daba a alguna palabra, puede tener acceso a un diccionario de la época para clarificar su duda.

La experiencia multimedia en el intercambio de información representa un cambio fundamental en la manera de procesar el conocimiento en los seres humanos, pero las inverstigaciones sobre ese particular todavía no ofrecen detalles concluyentes.