El Quijote y los libros El Quijote y los libros

Por José Pulido (@josepulido2015)

Siendo un hidalgo sin deseos de trabajar el campo, Quijada vendió unas cuantas hectáreas de sus tierras para comprar libros.

“…se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio.”

Quijada estuvo leyendo encerrado en un cuarto de carcelaria estrechez, que sin embargo tenía la vastedad del mundo,porque los libros abrían allí sus páginas y mostraban caminos donde abundaban alevosos dragones con aliento de fuego y hermosas princesas desvalidas encerradas en altas torres.

Después de tragarse hasta la última palabra de aquel montón de libros, Quijada se transformó en Don Quijote y salió a la calle a buscar esas aventuras inolvidables y todo lo que sucedió y fue escrito al respecto por don Miguel de Cervantes y Saavedra, sirvió para anunciar la modernidad que vendría. Porque Cervantes construyó con sus palabras un alma complicada y perfecta que nunca cesa de jugar con los sentimientos y el arte.

Don Quijote no salió como otros aventureros a buscar riquezas, posesiones, venganzas, utopías: él dejó su hogar para vivir como en un libro de caballería.

Don Quijote emprendió la gran aventura desatando golpes de lanza y de espada contra gigantes, bandidos y caballeros ficticios que quisieron probar su valentía y su honor, atributos contundentes aun siendo imaginarios. Sancho Panza, completamente apegado a la realidad pero con un conocimiento basado en refranes y en el difícil subsistir del campo, también repartió golpes y le repartieron.Fueron más los que recibió pero es suya la gloria de haberlos aceptado humildemente.

Según Jorge Luis Borges, la palabra “hidalgo” significaba “un señor del campo” cuando Cervantes la escribió y ahora es una palabra con una peculiar dignidad.Es probable que la literatura haya logrado eso a partir del caballero de la triste figura. Si un hombre de campo se convierte en lector, su territorio se prolonga y las ciudades tienen que dialogar con él.

Borges también dijo que “Quijote”, era una palabra que consideraban ridícula. Y de la Mancha“…ahora  suena noble en castellano, pero cuando Cervantes la escribía, quizá pretendió que sonara como si hubiera escrito don Quijote de Kansas City”.