Nacida en Caracas en 1981, ingeniero civil de la UCV, hizo cursos en Roberto Mata Taller de Fotografía y en la Asociación Venezolana de la Comunidad Fotográfica y Afines. La seducen también la arquitectura, los idiomas y las letras. Culminó un máster en Diseño de Interiores en la Scuola Politecnica di Design, del Politécnico de Milano. Ha tenido tres exposiciones individuales, One and One is One, Aria y El principio de las cosas salvajes, así como varias colectivas. Fue segundo lugar del XXI Salón Jóvenes con FIA 2018. Su exploración va del otro hacia la intimidad, de adentro hacia afuera y viceversa, del retrato al autorretrato
Por: Jacqueline Goldberg (Nuevo país de la Fotografía)
En 2010 sus expectativas dieron un nuevo viraje. La arquitectura volvía a convocarla y quiso emprender una maestría en diseño e iluminación, que tendería un puente entre todos sus intereses, vocaciones y su necesidad de diseñar espacios. Pero
en ese momento su mamá enfermó y un paréntesis la llevó finalmente a un máster de primer nivel en Diseño de Interiores en la Scuola Politecnica di Design, adscrita al Politecnico di Milano.
“Tenía la gran necesidad de vivir una experiencia fuera del país. La maestría duró un año y me quedé unos meses más. En ese momento la exploración fotográfica fue completamente personal, no paré de hacer fotos, hice muchísimas, todas iban a un banco de imágenes sin finalidad específica, sin interés de convertirse en una serie. Eran fotos de la gente y los lugares que iba conociendo por Francia, España e Italia”.
A mediados del 2011 estaba de vuelta a Caracas con la rotunda intención de dedicarse a la fotografía. “Una parte de mí sintió que lo correcto era volver al país, que había muchas cosas que podía hacer y eso me emocionaba. En ese momento me pareció que debía vivir intensamente mis pasiones, mi ciudad y mis intereses. Algunos amigos también estaban regresando, teníamos muchas ideas y proyectos que no sucedieron.
Mientras la crisis parece cobijarnos con más fuerza, son más las cosas que hacer, más los espacios que tomar y desde ellos mostrar lo que producimos, aunque eso exija mucha fuerza. No todo el mundo puede irse porque nos quedaríamos a merced de una muralla, una distancia. De escapar de Venezuela –porque mucha gente es lo que está haciendo– me ha dado miedo, no tanto llegar a otro sitio, sino no poder volver. Necesito saber que tengo un espacio en Caracas en el que trabajar. Finalmente es lo que ha pasado: mi familia no se ha ido por completo, vienen varias veces al año y yo los visito en Colombia. Me siento unida a esta tierra, a su belleza, siento una significativa e irremplazable conexión con su naturaleza. La idea de escapar despierta en mí a ese ser que no puede ser sumiso. En el corazón de mi familia y en el mío hay agradecimiento, es un sentimiento que se mueve desde lo místico –a través de mi conexión con la naturaleza– hasta lo práctico, porque el trabajo que he desarrollado aquí difícilmente lo hubiese podido hacer en otro lugar del mundo”.
Cuando volvió de Italia retrataba embarazadas, parejas, algunas bodas sencillas. “Era lo que podía encaminarme hacia dedicarme totalmente a la fotografía como medio para ganarme la vida. Fue cuando empezó el deseo de dar coherencia a lo que había venido haciendo por mi cuenta. Sentía que había algo que decir, que podía, finalmente, tener un trabajo visual propio. En el interín, porque la arquitectura nunca deja de seducirme, hice un curso sobre arte urbano en la Maestría en Museología de la FAU. Allí surgieron ideas con las que pude hilvanar mis intereses. Allí concebí un proyecto que luego llevé a un taller de visionado de portafolios en RMTF, y del cual nació mi primera muestra individual”.
El espacio intuitivo
Treinta fotografías de distintos formatos y una instalación dieron forma a la exposición One and One is One –siempre en inglés– inaugurada en la Galería Tresy3 de Las Mercedes en julio de 2015. Contó con la curaduría de Salvatore Elefante y Melina Fernández Temes, que materializaron la noción creativa de la artista, según la cual la obra fotográfica se inicia en un lugar intuitivo y debe necesariamente ser conducida hacia una experiencia también intuitiva desde la cual ser absorbida y observada, bien en forma de libro, sala expositiva, espacio virtual o instalación. “Si una foto comienza sintiéndose, es fabuloso mantener ese sentimiento a flor de piel en el momento en que la foto es consumida. El lugar es irrelevante, no hay una intención en documentar el lugar donde hago la foto, por eso es también irrelevante que lo sea al observarse”.
Para dar énfasis a esto, la galería estuvo dividida por una tela vaporosa que obligaba al espectador a desplazarse, atravesando el jardín, para acceder a la otra mitad de la muestra. Esa tela, a la vez, ofrecía una visión velada de la propia obra, generando una sensación de ensueño, de «no claridad» y convirtiendo la sala expositiva en una instalación donde las coordenadas no respondían a consideraciones racionales y proponían su particular dimensión. Prevalecían los paisajes, las texturas y la figura humana, que lucía lejana, casi inadvertida. “One and One is One mostró fotos hechas desde el año 2010 en viajes y otras especialmente capturadas para la muestra. Hacía referencia a aquello que en términos lógicos de la matemática no es posible, porque uno más uno no es uno.
Apuntaba hacia la creación de un imaginario vinculado a lo onírico y lo intangible. Fue una exploración de lo irracional a través de algo muy racional como es una cámara fotográfica, un aparato mecánico que es completamente lógico. Yo estaba buscando el mundo del sinsentido y del inconsciente, que ya era recurrente en mí antes de llegar a esta serie, porque el fotógrafo es un explorador de identidades, una persona siempre curiosa por el mundo. Y esa curiosidad hacia afuera no es distinta a la que hay hacia adentro e implica hurgar en el inconsciente, en ese mundo de nosotros mismos que no comprendemos, el de los sueños y lo emocional que no logramos articular”.
“La fotografía me dio su inmediatez, un recurso para poder expresarme, seguir llevando a cabo todas mis otras actividades y mantenerme económicamente, aunque no de manera pragmática ni tradicional”
Te invitamos a leer la entrevista completa en el libro: Nuevo País de la Fotografía, colección: Los Rostros del Futuro.
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Texto: Jacqueline Goldberg
Fotografías: Ricar2
[box]El libro Nuevo País de la Fotografía es la quinta entrega de la serie editorial “Los Rostros del Futuro”, concebida y producida por Banesco desde 2015, para destacar el talento emergente venezolano en todas las disciplinas culturales. En el caso de la fotografía, una disciplina artística cuyo nacimiento y desarrollo están muy ligados al siglo XX, se exponen las tres grandes vertientes que el género ha tomado: una corriente más fiel, más clásica, que crece y se hace en el misterio del revelado; una segunda que añade técnicas y procedimientos ligados a las nuevas tecnologías; y una tercera que busca alianzas con otras disciplinas artísticas para producir resultados más novedosos. Un comité de selección conformado por 20 especialistas se dio a la difícil tarea de elegir a 25 nuevos profesionales de la fotografía nacidos todos a partir de 1980, que son los que en esta edición se reúnen.[/box]