Por: Javier González | @javiergon56 – Carlos Figueroa Ruiz | @CFigueroaRuiz27
La historia de la disciplina de pista y campo en Venezuela tiene su capítulo dorado en la década de 1960. Si bien es cierto que la especialista en salto triple, Yulimar Rojas, se perfila como potencial ganadora de medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la generación de atletas que representó al país en diversos eventos internacionales de los años sesenta marcó un hito a partir del éxito obtenido en los II Juegos Iberoamericanos
En una suerte de preámbulo a lo que sería la mejor campaña del atletismo nacional, a principios de 1962 la federación internacional de la disciplina dio a conocer, desde su sede en Londres, que el corredor Rafael Romero Sandrea fue proclamado como el mejor velocista de la temporada de 1961.
Arístides Pineda, Lloyd Murat, Jimmy Maldonado y Hortensio Fucil lograron el triunfo más sensacional para Venezuela en los II Juegos Iberoamericanos. La actuación del relevo 4 x 400 metros planos fue determinante y permitió a nuestro país la victoria definitiva.El anuncio se hizo en la segunda fecha del mes de enero, cuando se publicó el ranking mundial de velocistas con Romero en el primer lugar, por ser “el único atleta que agenció 10.2 segundos en la distancia de 100 metros planos”, marca que logró el 22 de marzo de 1961.
Romero también figuraba en el primer puesto de la clasificación de la entidad rectora del atletismo mundial, hasta la última fecha de octubre de 1961, como el mejor corredor de 200 metros. Poco antes de culminar el año, el italiano Livio Baruti lo desplazó al registrar tiempo de 20.6, mientras que el venezolano cayó al segundo puesto con su crono de 20.8.
Otro velocista criollo, el yaracuyano Horacio Esteves, apareció en el sexto lugar de la clasificación de la Asociación Internacional de Atletismo, para la prueba de 100 metros planos, con tiempo de 10.4.
La hazaña de Vallehermoso
Cuando el 12 de octubre de 1962, Eduardo Alfonzo, presidente de la Federación Venezolana de Atletismo (FVA) recibió de manos del propio jefe del régimen español, generalísimo Francisco Franco, el hermoso trofeo que acreditaba a nuestro país como campeón de los II Juegos Atléticos Iberoamericanos celebrados en el estadio de Vallehermoso de Madrid, debe haber sentido una emoción similar a la que en 1941 experimentaron los integrantes de la delegación que ganó la Serie Mundial de Beisbol Amateur en La Habana, Cuba.
El húngaro Ladislao Lazar fue el entrenador de la selección nacional de atletismo que conquistó los II Juegos Iberoamericanos. En la gráfica, Lazar abrazando a dos de sus pupilos: Rafael Romero y Arquímedes HerreraBajo la conducción del entrenador de origen húngaro Ladislao Lazar, la selección nacional que estuvo integrada por 21 atletas: Gisela Vidal, la única dama del grupo, Ramón Bastardo, Teófilo Davis Bell, Lancelot Bobb, Roberto Caravaca, Daniel Cereali, Horacio Esteves, Andrés Fawre, Hortensio Fucil, Arquímedes Herrera, Brígido Iriarte, José López, Víctor Maldonado, Leslie Mentor, John Muñoz, Lloyd Murad, Arístides Pineda, Jesús Rodríguez, Rafael Romero Sandrea, Alves Thomas y el decatlonista Héctor Thomas, ofreció la mejor demostración a lo largo del exigente torneo que contó con la presencia de los mejores atletas de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Cuba. España, Guatemala, Portugal, Puerto Rico, Perú y Uruguay.
De alucinante fue calificado el desempeño de los especialistas criollos en las pruebas de velocidad. Con un total de 18 medallas y 121 puntos, Venezuela consiguió imponerse a la selecciones de Argentina y España, que terminaron iguales con 120 puntos. Argentina quedó en la segunda posición por haber obtenido más medallas que los anfitriones.
El título venezolano llegó en la última prueba del torneo, gracias a la conquista de la competencia de relevo 4 x 400. Gisela Vidal, quien ocupó el tercer puesto en salto largo, ofreció un par de semanas después de regresar al país, su impresión en el suplemento “Pizarra” del diario El Nacional. “Pienso que otra prueba digna de ser presentada en Caracas fue la del relevo de 4 x 400. Hasta aquel momento sabíamos que sólo la victoria era capaz de dar un punto de ventaja en masculino sobre Argentina y España. Los venezolanos tienen razón de sentirse orgullosos de Arístides Pineda, nuestro abridor en el relevo. Este muchacho corrió su parte en forma admirable,
Héctor Thomas ganó el decatlón de los II Juegos Iberoamericanos y se consagró como uno de los atletas más completos de Venezuelaesforzándose al máximo y sacó quince metros de ventaja, lo suficiente para que Venezuela asegurara los veinte puntos que iban a resultar definitivos. Al entregar a Lloyd Murad cayó en la pista desmayado. Luego, el relevo siguió en ventaja. Murad pasó a Jimmy Maldonado y éste a Hortensio Fucil. Con esta carrera Venezuela ganó a Argentina y España, que llevaron a los Juegos sus equipos completos”.
Además de la medalla dorada que se colgaron Pineda, Murad, Maldonado y Fucil por la actuación del relevo 4 x 400, Rafael Romero subió a lo más alto del podio tras ganar en 100 y 200 metros y Héctor Thomas fue campeón del decatlón. Las seis medallas de plata fueron para el relevo de 4 x 100, Roberto Caravaca, en el decatlón, y Víctor Maldonado en 400 metros con vallas, al tiempo que las cinco preseas de bronce correspondieron a Arquímedes Herrera, en 200 metros; Teófilo Davis Bell, en 110 metros con vallas; John Muñoz, en salto largo; Jesús Rodríguez, en jabalina, y Gisela Vidal, en salto largo.
Este grupo de atletas, en su mayoría especialistas en velocidad, fue conocido como los Superdotados. La victoria en Madrid constituye una de las grandes hazañas del deporte venezolano.