El “albur” como herramienta para ser mejor líder El “albur” como herramienta para ser mejor líder

A los siete años, Lourdes Ruiz no sabía de qué se reían sus amigos, los hijos del nevero del barrio de Tepito, en lo que queda de la Gran Tenochtitlán. Los niños, que vivían en la calle Rivero, no se atrevían a decírselo.

“Estás muy chavita, luego te explicamos”, le advertían. A los ocho, sin embargo, Lourdes comprendió que se reían de lo que escuchaban en la calle.

“La primera lección que ellos me dieron fue aprender a escuchar”, cuenta con voz ronca, mientras mueve sus manos gruesas y muestra sus uñas pintadas de color melón y líneas como de cebra.

“Escucha bien para que entiendas, porque entre las palabras va el albur”, dice.

Lourdes aprendió la diferencia entre oír y escuchar y empezó a divertirse. “Empecé a escuchar a mis abuelos en la casa. Mi abuela nos decía: ‘nunca me imaginé ver hijas grandes’. Y yo pensaba: ‘ay, mi maestra’”.

Lourdes, también conocida como ‘La verdolaga enmascarada’, es campeona nacional de albures desde 1997.

Hace cinco años empezó a compartir sus conocimientos a través de diplomados en el Centro de Estudios Tepiteños de la Ciudad de México o en la Galería José María Velasco, en el número 55 en la calle de Peralvillo, al lado de donde estudió la primaria.

A sus cursos acuden desde mercadólogos hasta psicoanalistas dispuestos a acercarse a la colonia Morelos, en Tepito.

UN AJEDREZ MENTAL
“El albur es una forma poco ortodoxa de mejorar la agilidad mental”, opina Patricia Gómez, fundadora de HG Consultores, una firma que imparte cursos de creatividad y programación neurolingüística.

“Actividades como ésta reconfiguran nuestro mapa neuronal (…), es ejercicio mental e incrementa la plasticidad cerebral”. Por su complejidad lingüística y reto cerebral, al alburear es una forma de hacer poesía.

En 2012, investigadores del Centro Vasco sobre la Cognición, Cerebro y Lenguaje, en España, descubrieron que mientras menos natural es una expresión, el hemisferio izquierdo del cerebro necesita más recursos para procesar la información.

“Para mí, el albur es un ajedrez mental en el que todo el tiempo tienes los dos hemisferios del cerebro trabajando al 100”, dice Ruiz, que trabaja como comerciante en el llamado ‘Barrio Bravo’.

“Antes de que terminen de decirte algo tú ya estás pensando qué vas a decir. Necesitas tener muchísimo lenguaje y conocimiento”.

Fuente: CNN Expansion