CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) —
Algunas personas desahogan sus frustraciones a través del trabajo o el deporte, incluso hay quienes aprovechan esa energía para practicar disciplinas como la música, artes marciales o manualidades; sin embargo, para otras personas, los centros comerciales se vuelven un refugio, lo que puede provocar una conducta poco sana: los gastos compulsivos.
Los problemas laborales, las discusiones familiares y los conflictos de pareja pueden generar la necesidad de buscar refugio en un centro comercial, caminar y ver aparadores puede resultar relajante, el problema viene cuando sólo se encuentra bienestar a través de alguna compra.
“Cuando se ha discutido con el jefe o algún familiar, se tiene un sentimiento de que ‘no te calienta ni el sol’. Y cuando esto sucede muchos buscan refugio en un centro comercial y la adquisición de algo costoso que generalmente no necesitamos, pero nos sentimos mejor al momento de comprarlo”, explica Norma Carpizo, directora de mercadotecnia de Principal Financial Group.
Al momento de la compra, el ‘gastalón’ experimenta una satisfacción momentánea, pero cuando éste llega a casa, el sentimiento desaparece al ver lo que se ha gastado. Las deudas que se contrajeron provocan un nuevo sentimiento: el enojo.
“Este tipo de gastos por impulso se denomina ‘gastos emocionales’ y suelen ser los más peligrosos, puesto que los hacemos sin pensar, damos ‘tarjetazo’ y pensamos que ya lo pagaremos, o ni siquiera recordamos que lo debemos pagar”, advierte Norma Carpizo.
¿Cuánto vale el amor?
La necesidad de sentir cariño y amor es materia prima para las campañas publicitarias de algunos productos, por lo cual, el gastador emocional siente que tener ataques de compras es perfectamente normal ante una situación de estrés.
“Es tan válido decir que te tomas una nieve porque tienes sed -necesidad funcional o racional- que porque se te antojó, que implica una necesidad emocional”, explica Luis Arnal de la empresa In Situm en un artículo de la revista Quo.
El problema se vuelve más grave cuando, en el afán de comprar, se empieza a echar mano de créditos que no pueden pagarse.
De acuerdo con un artículo de la revista Journal ok Marketing Research, los problemas de compulsión han generado que en Estados Unidos el usuario de crédito promedio tenga más de cinco tarjetas de crédito, cada una con un balance promedio de más de 1,000 dólares (cerca de 75,000 pesos en total, si se aplica para un mexicano).
“Eso sin mencionar hipotecas, préstamos para la compra de automóvil, préstamos estudiantiles y otras deudas”, señala el autor Scott Rick, catedrático de la Escuela Ross de Empresas en Michigan.
Dile NO al gasto emocional
Si bien los cambios emocionales no pueden preverse, gastar de más y actuar por impulso son conductas que pueden modificarse.
Norma Carpizo aconseja que si estás a punto de salir corriendo al centro comercial y hacer uno o varios “gastos emocionales” tomes en cuenta los siguientes tips para no caer en la tentación.
1 .Deja tus tarjetas de crédito en tu casa u oficina, así no tendrás la tentación de dar ‘tarjetazo’.
2. Ve al cine. Por muy mal que te sientas trata de no ir al centro comercial, es preferible ir al cine y estar dos horas entretenido, aunque también debes tener cuidado con los antojos en la dulcería.
3. Usa tu efectivo. Si al final te vas de compras, utiliza sólo el dinero que llevas en efectivo, así al menos no te habrás endeudado.
4. Contacta a un amigo. Es preferible hablar las cosas y exteriorizar lo que te hizo sentir mal, a salir corriendo y gastar en algo que no necesitas. Es mucho mejor invitar a cenar a tu pareja o amigo y desahogarte con él, que hacerlo con tu tarjeta de crédito.
5. Haz ejercicio. En lugar de pensar en el problema y comprar algo innecesario, hacer ejercicio te ayuda a tener tu mente enfocada en la rutina y oxigenas tu cerebro, seguramente después te sentirás muy bien, habrás hecho algo por tu salud y por tu cartera.
Recuerda que los gastos emocionales pueden evitarse. La sensación de “debo de tenerlo” se pierde si cultivas el hábito de llevar un control de tus gastos, así sabrás si tienes dinero extra para pagar esa compra.
“Si se conoce con exactitud cuánto se debe a las tarjetas de crédito, cuáles son nuestros gastos fijos, y cuánto debemos destinar para nuestro ahorro, etc., al momento de querer hacer un gasto emocional lo más probable es que lo pienses dos veces, puesto que sabrás las repercusiones de pago de este gasto”, añade Carpizo.
Fuente:
http://www.cnnexpansion.com/mi-dinero/2011/12/02/evita-que-la-emocion-dane-a-tu-bolsillo