El futuro de la inteligencia artificial El futuro de la inteligencia artificial

Por Froilán Fernández (@froilan)¿Dominarán las computadoras el mundo al aumentar sin límites su propia capacidad de razonamiento?

Los más optimistas ven más bien una sinergia entre humanos y máquinas.

Estamos llegando a un punto de inflexión en el desarrollo de la inteligencia artificial, una término que fue acuñado hace 60 años, pero que ha sido un tópico de gran atractivo desde que Aristóteles formuló hace 23 siglos un conjunto de reglas para describir cómo la mente humana podía obtener conclusiones racionales.

Recientemente, en la película sobre cómo Alan Turing logró descifrar las claves de la máquina que encriptaba los mensajes alemanes, para dar un giro decisivo a la victoria aliada en la segunda guerra mundial, se destaca sólo un aspecto de la genialidad del científico inglés, pues su mayor contribución a la hoy denominada computación cognitiva fue el diseño en 1936 de una máquina universal con la capacidad de realizar cualquier cómputo que pudiera definirse formalmente.

En los últimos 80 años después de Turing, el santo grial de la inteligencia artificial ha sido justamente cómo definir sistemáticamente los procesos del pensamiento y de la resolución de problemas y en esa búsqueda ha habido fracasos pero también grandes aciertos. A manera de anécdota, ya existen apps que logran superar el llamado Test de Turing: “Existirá Inteligencia Artificial cuando no seamos capaces de distinguir entre un ser humano y un programa de computadora en una conversación a ciegas.”

Como se sabe, el rol de los llamados “chatbots”, robots de software que tienen un buen nivel de comprensión del lenguaje escrito, prestan asistencia a los usuarios, muchos de los cuales no se dan cuenta que están hablando con un programa. Al menos en ese tipo de conversación, que por supuesto no se extiende a todos los campos del saber, se cumple el Test de Turing sobre la existencia de inteligencia no humana. Aquí queda muy la definición de inteligencia que sostiene que es “la capacidad de resolver problemas con los datos incompletos”.

Sinergia productiva

Mientras que los avances que potencian las capacidades físicas de las personas han sido bienvenidos por la sociedad, las propuestas de máquinas con inteligencia propia son frecuentemente rechazadas, o surgen predicciones apocalípticas sobre las amenazas de una computadora que tome el control, algo similar a lo que Orwell plasmó en “1984”, un Big Brother digital e omnipresente. Hollywood tiene preferencia por los robots que se salen de control pero, como apunta el futurólogo José Cordeiro, es en occidente donde los robots son malos, pues por ejemplo en Japón hay varias generaciones de robots amistosos.

Cordeiro defiende la tesis de una integración beneficiosa entre los humanos y las computadoras a medida que éstas aumentan su coeficiente intelectual, pues del mismo modo que hoy buscan en Google para responder a una demanda de los usuarios, su ayuda tendría más valor si pueden realizar por nosotros tareas más complejas pero que son rutinarias para nosotros. “Un PC actual tiene el cerebro de un mosquito, pero en menos de 10 años podemos adquirir uno con inteligencia moderada por menos de mil dólares”, dice Cordeiro.