En la fotografía de eventos discreción y prudencia. Una conversación con Abigaíl Machado En la fotografía de eventos discreción y prudencia. Una conversación con Abigaíl Machado

Por: Lorena González Inneco(Abigaíl Machado es el curador del mes de julio del Concurso #RetratosdeVenezuela de Instagram @banescobancouniversal)

Abigaíl Machado es hoy en día un reconocido fotógrafo de eventos en el diario El Nacional. Sin embargo, su amplia experiencia se ha extendido a una gran cantidad de publicaciones en medios nacionales e internacionales. Ameno, rápido y jovial, Machado nos recibe con el desplazamiento propio de un fotógrafo que debe mutar para insertarse en los mejores momentos de celebraciones, brindis, inauguraciones, bodas, conferencias, estrenos, ferias y encuentros de todo tipo.

LGI.-¿Cómo te formaste en el área de la fotografía? ¿Cuáles fueron tus inicios y cómo ha sido tu recorrido y tu interés en la fotografía de eventos?

AM.- Mi formación fue en la ciudad de Caracas. Recuerdo que comencé como ayudante en un laboratorio donde revelaban fotografía en blanco y negro, y me capturó ese proceso mágico de la imagen apareciendo sobre el papel. Mi padre era fotógrafo y también eso influyó, porque además del asombro todo se volvió normal, cotidiano. Crecí junto a cientos de rollos por revelar y miles de cuartos oscuros. Sin duda ha sido un recorrido lleno de descubrimientos, de cambios y de una adaptación sostenida a esos cambios, pues también he tenido la suerte de crecer con la tecnología. No te niego que me da nostalgia la espera a oscuras por la aparición de una imagen, pero los mecanismos actuales son de gran ayuda. Con el tema de la fotografía de eventos fue algo que se fue dando poco a poco. Me inicié apoyando a mi padre en algunos eventos y luego fui conformando mi propia cartera de clientes. Primero comencé en el Diario de Caracas y luego en El Nacional. Mi primer trabajo en prensa como reportero gráfico fue en el área de sucesos, allí me cambié a eventos, porque lo otro de verdad, no es lo mío.

LGI.- La fotografía de eventos es precisamente una de las áreas menos estudiadas o reconocidas dentro del fotoperiodismo y dentro de la fotografía como tal, aunque la historia luego la retome como un importante testimonio de lo social. ¿Qué consideración tienes al respecto siendo tu principal forma de comunicación a través de la cámara?

AM.-Fíjate Lorena, cada testimonio social tiene un fin y cada evento tiene una importancia muy relevante dentro de lo social. Es exactamente eso. Todo ello concluye en el evento como acontecimiento dentro de una sociedad. Con seguridad no se le reconoce al instante porque carga con la marca de lo trivial. Pero es un argumento alejado de la realidad, pues ese suceso que estás registrando, te da un enfoque de lo que se vivió en ese momento especial. Y en este sentido, nos podríamos desprender del evento hacia el contexto político, social, económico y cultural de un país. Aunque parezca banal, no te imaginas lo increíble que sería comparar las imágenes de una boda en los años ochenta, en los noventa y en la actualidad. Con seguridad podrás encontrar una valiosa información de quiénes fuimos, de quiénes somos y de hacia dónde vamos.

LGI.- ¿Has trabajado otras áreas dentro de la fotografía? ¿Qué otras prácticas desarrollas?

AM.- Si, claro. He hecho coberturas para los medios en áreas tan diversas como deportes, sucesos y fotoperiodismo de calle, compitiendo con publicaciones en portada. Pero mi norte fue siempre el área de sociales y personalmente me apasiona el tema de las bodas. El retrato me gusta mucho como género, pero digamos que es un tema más personal. Me lo guardo un poco en secreto.

LGI.- ¿Desde qué fecha te desempeñas como fotógrafo de eventos? ¿Podrías hablar de un cuerpo de trabajo al respecto? Háblame de esas experiencias.

AM.-Trabajo en el área desde hace más de…¡veinte años! Como te comenté, además de El Diario de Caracas y El Nacional también he colaborado con fotos particulares  que resaltan mi labor para la revista Selecta en Miami, Listin en Honduras y otras publicaciones como Ocean Drive y Complot. He tenido la dicha de publicar en decenas de revistas y periódicos nacionales e internacionales. En el caso de estas tareas hay que adaptarse muy bien a las circunstancias y a los cambios. No es igual un evento donde los protagonistas son adolescentes (una fiesta de quince años) a un brindis con personalidades de la política. En este sentido han sido muchas las experiencias, desde viajar con el expresidente Rafael Caldera, registrar su viaje, o involucrarme con mi proyecto de retratar a siete Premios Nobel. Eso se une a cosas tan variadas como la llegada de embajadores, reyes, actores o un Miss Venezuela. La verdad es un trabajo muy divertido.

LGI.-. Ya que comentas ese amplio espectro de sucesos que puedes abarcar, ¿qué destacas a la hora de registrar estos acontecimientos? ¿Qué demanda para ti cada uno de estos episodios como fotógrafo, frente a todo el ruido y movimiento que se genera en un evento?

AM.- Cada evento tiene una cobertura exclusiva y requiere flexibilidad a la hora de enfrentar esas particularidades. Lo principal es jerarquizar a pesar de todo el ruido y movimiento que como tú dices genera un evento. También hay que ponderar y recordar que las páginas sociales de un medio no son un álbum de barajitas donde tiene que salir todo el mundo. Entonces hay que evaluar y conocer mucho en torno a lo que se está celebrando y a quiénes están allí.

LGI.-¿Podrías darle a los concursantes algunas recomendaciones con respecto a las formas como deben aproximarse al evento social? ¿Qué es para ti lo más importante a la hora de registrar a las personalidades que están dentro de un acontecimiento especial?

AM.-En este caso la palabra clave es la discreción y la prudencia. Y por supuesto conocer bien el entorno del evento y los invitados a destacar que están allí. Con respecto a la telefonía móvil la recomendación más seria es que cada persona debe conocer bien su equipo y las funciones del teléfono. La fotografía de eventos requiere una capacidad ágil de soluciones que no moleste a los participantes del suceso. El fotógrafo y la tecnología deben adaptarse a eso.