Por Orlando Luna
No hay garantía de asumir con éxito un proyecto empresarial, si no se cuenta con las herramientas y los conocimientos necesarios.
Respondemos con una contrapregunta: ¿se puede aprender a ser artista? La mayoría dirá que artista se nace. Aunque, como todos sabemos, la sensibilidad artística en las personas es variable, pocos pondrán en duda que por más aptitud artística que se tenga siempre se requiere formación. No se puede ser un artista profesional sino se posee una formación artística sólida.
Lo mismo podemos decir de la formación de los emprendedores. Por más espíritu emprendedor que se tenga no hay garantía de asumir con éxito un proyecto empresarial, si no se cuenta con las herramientas y los conocimientos necesarios.
Además, el dinamismo del sector empresarial, y de la economía en general, debido a la constante innovación tecnológica, obliga al emprendedor a estar al día en cuanto a conocimientos y nuevas estrategias de negocios.
Por tanto, algunos expertos consideran que “la formación y el aprendizaje son la materia prima del emprendedor; mucho más que el dinero o la idea que se tenga. Lo importante es la ejecución y esta se basa en el talento y la formación”.
Por fortuna, los emprendedores que buscan formarse están en aumento. En la medida en que se prolonga la contracción económica en nuestro país, el número de emprendedores crece. Debido a la falta de estadística, no es posible dimensionar el número de emprendedores. Pero podemos referir que solo el Programa de Formación de Microempresarios de Banesco y sus aliados, formó 66.742 microempresarios, en sus 12 años de funcionamiento. Y el año pasado, pandemia mediante, convirtió su programación a distancia y formó 5.292 microempresarios.
¿Cuál es el perfil del emprendedor?
Pudiera ser tan amplio y diverso como es el mundo empresarial. Por lo que es recomendable que conozcamos las especificidades del sector en el que vamos a desempeñarnos y luego desarrollar unas habilidades blandas (soft skills), nuestras competencias personales que determinan cómo una persona se interrelaciona con su entorno.
Son habilidades personales difíciles de cuantificar. Entre ellas la más importante la resiliencia que es la capacidad para adaptarnos a situaciones difíciles con resultados positivos; entusiasmo, iniciativa, constancia, capacidad de trabajo, eficacia, motivación, capacidad para crear oportunidades, etc.
Luego, un emprendedor debe tener un conocimiento general en algunas áreas técnicas, tales como marketing, ventas, comunicación, jurídico-mercantil, gestión y contabilidad y el manejo de tecnologías de información y comunicación.
El perfil del emprendedor ha sido muy bien definido por las principales escuelas de negocios: iniciativa para las ideas, disposición al riesgo, capacidad para convertir esa idea brillante en un proyecto empresarial y perseverar ante las dificultades de ponerlo en marcha.