Tus Facebook y Twitter no son tuyos, son de tu empresa Tus Facebook y Twitter no son tuyos, son de tu empresa

por Manuel del Pozo

Fernando Autrán ha cancelado su cuenta de Twitter. Tenía sólo 30 ó 40 followers, muy pocos, pero suficientes para que sus comentarios se extendieran como la pólvora por Internet y hayan provocado su destitución inmediata como coordinador general de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid.

Supongo que los tuits le servían para soltar adrenalina y desahogarse, y que pensaba que participaba en una charla entre amigos, porque no se entiende que un político pueda realizar en una red social comentarios tan hirientes y de mal gusto como éstos: “ETA vota Rubalcaba”; “urkullu ez de euzcadi porque ez jilipollaz”; “ya sé que la tele engorda , pero vaya culo tenía la Sra. Trini” (en referencia a Trinidad Jiménez); “Carme Chacón es una pija de colegio de pago y casi no sabe ni hablar”; “Anasagasti lo que necesita es un injerto de pelo”.

Kimberly Swann también pensaba que estaba entre amigos y sólo duró un día en la firma Ivell Marketing & Logistics. La joven de 16 años puso en su perfil de Facebook: “Primer día de trabajo, qué aburrido”.

Sus jefes decidieron que no siguiera aburriéndose. Joe Marini, desarrollador de Microsoft, es otra víctima de las redes sociales por publicar en su cuenta de Twitter datos confidenciales sobre un nuevo teléfono con Windows Phone que no saldrá al mercado hasta el mes que viene. Un empleado de una Apple Store británica también se ha ido al paro por hablar mal de su compañía en Facebook. El comentario fue marcado como privado, pero un compañéro lo vio, lo imprimió y se lo entregó a su jefe. Kevin Colvin le dijo a su director que le había surgido “una emergencia familiar” y poco después se le vio en una foto en Facebook disfrutando de Halloween. También fue despedido.

Algunas de estas víctimas de las redes sociales han tratado de defenderse acogiéndose al derecho a la libertad de opinión y a la privacidad, pero los jueces están siendo categóricos al considerar que aunque esos comentarios sean privados, nada impide que cualquiera con acceso a los mismos pueda distribuirlos por Internet. También argumentan que pueden ser muy nocivos para la compañía porque afectan negativamente a su imagen pública.

Todas las personas tienen derecho a expresar libremente sus opiniones políticas, sociales y económicas, pero las empresas también tienen derecho a no sufrir daños en su reputación, sobre todo si quien lo hace es uno de sus trabajadores. Al ser las redes sociales un fenónmeno nuevo, no existe una jurisprudencia clara al respecto, aunque los tribunales cada vez se decantan más por preservar la buena imagen de las compañías. Hay empresas como Apple que tienen una política clara al respecto y prohíben a sus empleados que publiquen comentarios negativos en las redes sociales.

Es más, la penetración de Internet en la sociedad está siendo tan fuerte que para muchas compañías es más importante que sus empleados se expresen apropiadamente en Facebook o Twitter a que lleven traje y corbata.

Este conflicto entre empresa y empleados se agudiza en los medios de comunicación, dado que algunos periodistas expresan opiniones propias en Twitter que muchas veces son contrarias a la línea editorial del periódico.

Esto ha llevado a The Washington Post a obligar a sus periodistas a asumir que sus mensajes en cualquier red social son equivalentes a cuando firman un artículo en el periódico.

Las empresas pueden pedir a sus trabajadores que se abstengan del uso de las redes sociales en horario laboral, pero no les puede restringir que en su tiempo libre tuiteen todo lo que quieran, siempre y cuando no afecte a cuestiones sensibles para la empresa.

Es responsabilidad de cada internauta el evitar que los calentones dialécticos tan habituales en las redes sociales puedan tener consecuencias negativas. Y siempre hay que pensar que el jefe puede ser uno de tus más fieles followers.

 

Fuente:

http://www.expansion.com/2011/11/16/opinion/1321483887.html?a=2c915bfd45b771725e667603b17966bd&t=1321552877